viernes, 31 de julio de 2009

La pecera (se aceptan sugerencias)



Cinco de la mañana sí las 5 de la mañana, 5 de la mañana las 5 en punto amigo radioescucha-suena una trompeta con sonido emocional que recuerda a la entrada de un nuevo día, Amigo radio escucha hoy nos encontramos al día lunes 30 de junio de 1999.

Trabajar en la radio era de lo más natural para él, su verbo florido lleno de expresiones fugaces, multiforme tonalmente, tramoyas, efectos especiales, un séquito de voces, su habilidad para conectarse con su publico, el cual seguía con ansiedad las historias trepidantes de ladrones heroicos que se convertían en hombres poderosos cometiendo los crímenes más infames pero capaces de arrepentirse y vivir como buenos cristianos ejerciendo un oficio, limpios de su tentación de llegar por autopista al paraíso sin pagar las casetas.


-Ya me lo suponía… ¡poco hombre! ¡cobarde! por eso te fui infiel y ahora que mi madre está muerta puedo gritarlo, abrir los candados de esta cadena pesada que fueron tus promesas. Ahora ya no me importan tus razones. Eres un ladrón; prefiero casarme antes con un obrero que contigo, eres un ladrón, eso es lo que eres.




Pasadas dos semanas se ve caminando a la mujer por una avenida lluviosa; lleva un reboso blanco para cubrirse, unos tacones altos que cuchichean con el inicio del vestido negro. Sigue caminando por la avenida hasta que se ve llegar a una cantina donde sólo se alcanzan a ver dos borrachos tirados sobre la ventana. Pasa de un solo salto dos borrachos que yacen sobre su propio vómito. Sube unas escaleras de madera roída y cruza un pasillo con luces de neón que culebrean toda la pared hasta formar un arco en el umbral. Lo cruza y se encuentra con una gran pecera donde múltiples mesas en forma de peces giran alrededor de esa gran madriguera marina.


Se inicia el ascenso de algo que parece un gaita, un estela de brizna salada, un tambor, otro tambor, el sonido del barco que deja el puerto, en la pantalla del fondo se proyecta el ascenso de la luna monstruosa como el rostro de una joven puberta barrosa, hiere el hielo de vidrio de las paredes un filoso violín, de repente, desde las aguas aparecen un grupo de algas marinas que van danzando dando tumbos entre las paredes que asemejan los tubos de un tobogán, las algas viajan temblorosas por toda la pecera, van danzando mientras el violín acompaña su ondulado divague, un vuelta alrededor de un pez, y se escabulle, vuelve a precipitarse en picada y parece que el pez se la va a comer, mas sale impulsada hacia otra orbita, otra corriente. Se acaba la música poco a poco y suena un acordeón chillón y un hombre anuncia.


-Amigo, tiburón, marinero, deleite su tacto, huela los perfumes costeros, dejese llevar por el tum tum tum de las caderas de nuestras algas, anímese a llevar una alguita par su mesa.


-Cantinero.¿ Ha visto a Logan? Ya busqué hasta en los baños y nada.


-No se ha aparecido por aquí. Sé de otra persona que en cambio la espera con ansiedad.


A…¿ sí ?


-Sí madame. Usted sabe que yo trabajo aquí y que parte de mi trabajo es complacer en lo posible a los clientes. Pero sí usted insiste, yo mismo iré para explicarle al señor que se trata de una equivocación.


-No dejálo. Yo misma lo aclararé. Me intriga la insistencia de este distraído caballero.


Unos tambores ebrios de resonancia y el festín del océano había comenzado. Griet se había dirigido a lo que ella llamaba la vuelta al hoyo, al cráter, a la grieta. Cuando conoció a Laforgue a Logan Laforgue conoció la palabra señora. Su tanque de oxigeno para no asfixiarse en el inmóvil mundo terrestre.




-Mi amor qué haremos en la mañana.


-No puedo. No hagas planes. Tengo Cartera vencida, es fin de mes y falta arrear el ganado para tener el corral lleno. Con tal que no trabajes y puedas darte el nivel de vida que te dabas antes. Pero nos vemos en la noche.


-Pero me aburro cuando tú no estás. Antes en la mañana siempre nos íbamos con jessica a la tienda a comprar jabones, cremas o nos íbamos al centro comercial.


-Mañana mismo tendrás una tarjeta sola para que te vayas de compras cuando te sientas aburrida.


-Eso sí, no pienses que voy a dejar mi gimnasio. No porque ya no entro en la pecera voy a dejar de ser una alga.


-Bueno, bueno luego me platicas qué es eso de las algas. Me tengo que ir, pero en la noche paso por ti para que conozcamos unos amigos.

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