jueves, 27 de agosto de 2009

La pecera

Capitulo XII





-Se esperaba el éxito tan avasallador que ha tenido su…empecemos por ahí, ¿ ante qué estamos?


-Bueno para mí se trata de un experimento pero ciertamente existe una transgresión de géneros que podría llevar a la confusión. No creo de cualquier forma que sea necesario definir en categorías rígidas el trabajo. Eso se lo dejo a ustedes o a los críticos.


-Si se trata de un experimento, ¿ a qué atribuye su éxito? ¿No está usted confesando como en el melodrama?


-Yo no sabría responder esa pregunta. Cuando la escritura es genuina es porque el escritor ha sacado un mundo de sí. Pero es un mundo en ruinas. Una especie de Kosovo o Irak del alma pero que la escritura trata de poner como un Disneylandia donde el lector pueda divertirse. Bueno pues a mí me gana la pereza. A eso responde la aparente confusión de mi obra.


-¿En realidad es la arbitrariedad lo que necesita una sociedad en crisis como la nuestra? Cuando uno ve jóvenes poco comprometidos o apáticos, ¿realmente ayuda ese hiperealismo? ¿No es acaso como mirarse al espejo?


-Veámoslo a sí: el lector es una suerte de rescatista de la ONU en busca de sobrevivientes entre las ruinas; habrá a quien le deleite el espectáculo de muerte y destrucción; quizás habrá otros, como usted, en busca de algo que valga la pena salvarse. En todo caso yo sólo soy una hiena en el banquete de los cadáveres. Usted debe saber que las hienas tienen fama de carroñeras, pero son también cazadores nocturnos.


-Hey psst psst, despierta huevón. ¡Órale! Levántese. Al tiro con el turbo o se nos viene un apagón.



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