miércoles, 14 de octubre de 2009

Felices los normales

Felices los normales, esos seres
extraños.

Los que no tuvieron una madre loca, un
padre borracho, un hijo delincuente,

Una casa en ninguna parte, una
enfermedad desconocida,

Los que no han sido calcinados por un
amor devorante,

Los que vivieron los diecisiete rostros de
la sonrisa y un poco más,

Los llenos de zapatos, los arcángeles
con sombreros,

Los satisfechos, los gordos, los lindos,

Los rintintín y sus secuaces,
los que cómo no, por aquí,

Los que ganan, los que son queridos
hasta la empuñadura,

Los flautistas acompañados por ratones,

Los vendedores y sus compradores,

Los caballeros ligeramente sobrehumanos,

Los hombres vestidos de truenos
y las mujeres de relámpagos,

Los delicados, los sensatos, los finos,

Los amables, los dulces, los comestibles
y los bebestibles.

Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los
mundos y los sueños,

Las ilusiones, las sinfonías, las palabras
que nos desbaratan

Y nos construyen, los más locos
que sus madres, los más borrachos

Que sus padres y más delincuentes que
sus hijos

Y más devorados por amores
calcinantes.

Que les dejen su sitio en el infierno, y
basta.

Roberto Fernández Retamar

3 comentarios:

  1. De pequeña a veces quería ser hormiga o a veces piedra. Pensaba que así sufriría menos, no sé por qué...¿las ausencias o la soledad de la escuela? Todavía me lo pregunto. Después sólo quería ser piedra porque pensaba que tal vez las hormigas vivirían aterradas por la inmensidad del mundo. Sin más qué decir, he disfrutado muchísimo (nota el superlativo) este deshumanizadamente bello poema que, ha hecho convivir la belleza y profundidad de las penas y pasiones coloquiales.

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  2. Tan sencillo y tan conmovedor. Buscaré más de él. Hasta de vestir los rostros colgados por miedo en el tendedero me han dado.

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  3. Me ha encantado. Muy bueno tu blog, te seguiré leyendo.

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¿y?