miércoles, 24 de junio de 2009

La colchoneta amarilla.

I.

Ha empezado a llover. Y con la lluvia no sólo se refresca el ambiente. Siempre he tenido una relación emocional y hasta sentimental diría yo. Los días lluviosos son de nostalgia. Estaba medio dormido cuando comencé a pensar en el recuerdo más antiguo. Recuerdo el primer día de entrada al preescolar. Las mamás formando una hilera frente a la reja y algunos niños aferrándose tercamente a la puerta de entrada. Yo no. Sólo me pasé y despedí de mi padre y entré a la escuela. Ignoro si esto tenga que ver con el hecho de que me acostumbré a estar solo mientras mis padres trabajaban. Esa etapa es ya borrosa. Me viene a la memoria un desfile que hicimos en la colonia para celebrar el día de las naciones unidas. Exagero. No fue en la colonia, sólo caminamos por la calle de la escuela sosteniendo unas banderas hechas de papel cascarón. Ahora que empiezo a traer esos recuerdos siento como un visitante se asoma en el umbral de la memoria y el olvido: la impaciencia.

1 comentario:

  1. qué sorpresa, un hombre tan lleno de sentimineto, es esperanzador saber esto y que hay machitos que no sólo hablan de sus conquistas, carros, futbol, etc.

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¿y?